Apple es una de esas marcas que tiene éxito con casi cualquier cosa que lanza al mercado. Una empresa que ha disfrutado de un crecimiento brutal de ingresos desde el año 2004, pasando de tener 8.000 millones de dólares a 180.000 millones de dólares en el año 2014. Un modelo a seguir para cualquier marca moderna e inteligente que quiera contar con una base de fans sólida y clientes leales que recomienden sus productos entre sus familiares y amigos.
Ejemplo de vídeo corporativo
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La cuestión es que el éxito de la marca no radica en su capacidad para generar mucho dinero o en vender mucho, sino en haber sido capaz de cambiar las reglas del juego de la industria. ¿Cuántas empresas pueden decir lo mismo? Y no lo ha hecho una, sino varias veces. Incluso aunque a lo largo de su historia ha tenido que enfrentarse a muchos detractores. iPod, iPad y iPhone son productos que consiguieron revolucionar sus respectivos mercados y crear fans incondicionales a los que no les pesa hacer horas y horas de cola para ser los primeros en conseguir el nuevo producto desde el primer minuto que es lanzado. Auténticos embajadores de una marca de culto que la defienden contra viento y marea, porque consideran que representan una manera de pensar diferente, comparten la filosofía de la marca y predican con el ejemplo.
Apple va más allá de ser una marca de ordenadores. Crea productos que sus fieles consumidores consideran que les facilitan la vida y que la hace más cool y más divertida. Y sus anuncios y sus campañas de marketing transmiten precisamente esto. El mensaje no se enfoca en las especificaciones y características de sus productos, sino en demostrar cómo el producto puede cambiar la vida de las personas y hacerla mejor.
Ejemplo de vídeo corporativo de Apple
Además, conoce muy bien a sus consumidores y sabe qué tipo de lenguaje debe usar para que se sientan cómodos y no abrumados o confundidos. Si no, piensa en los primeros vídeos corporativos de Apple después del lanzamiento de 2010. Lo que se mostraba era gente feliz y cómoda relajándose en la sala con su nuevo iPad. No se hablaba del producto, sino de cómo todos ellos estaban disfrutando de él. Anuncios que no se enfocan en el bolsillo, sino que van directos a las emociones. Y son precisamente las conexiones emocionales la clave del éxito de los vídeos corporativos de Apple.
La competencia es tanta que lo que marca la diferencia no radica solamente en las ventajas de un producto, sino en el storytelling, en todo ese mundo de sensaciones, experiencias y valores que giran en torno a su compra. Steve Jobs era muy consciente de ello, por lo que su estrategia de marketing se centró en potenciar la creencia de que, al comprar los productos de Apple, estamos diciendo: “yo también puedo ser diferente, yo también puedo cambiar el mundo”.
Historias, vídeos y memes que se hacen virales porque provocan una respuesta emocional positiva. Diversos estudios han demostrado que los sentimientos positivos hacen que un negocio disfrute de una mayor lealtad por parte de sus clientes y esto es precisamente en lo que la marca ha basado siempre su publicidad, usando las palabras como detonadores emocionales en su contenido. Mensajes sencillos que evitan la sobrecarga de información necesaria y que huyen de la jerga técnica comprensible solamente por unos pocos. Es el producto el que habla por sí mismo, apostando solamente por mostrar los beneficios del dispositivo para la vida del usuario.